sábado, 16 de julio de 2011

Vacío vital

El vacío vital
que experimentamos los poetas,
a penas se pavimenta
un palmo tras la lectura
del último libro que terminé.

El pelo de mi perro
termina de relamer
las cicatrices consecutivas
a mis jugos gastrointestinales.

Bajo los relucientes rayos que brotan
de cada cráter lunar,
doy, sobre el papel, lugar
al desorden de mis preguntas
sin respuesta;
mis externos dan paso a mi orquesta
catatónicos, inquietos ante
la breve partitura abstracta que vibra
desorganizada sobre mis instrumentos.

Puedo escuchar en mí millones de explosiones,
voces procedentes de cada punto cardinal,
información de índoles varias
y no hallar el invento ordenador
de mi caótico taller de herramientas,
mientras continúo, siempre melena al viento,
buscando el serrucho que arranque la férrea correa
que amarra a mi fiera interna.

El libro, mi perro, mis cicatrices,
los relucientes rayos,las preguntas sin respuesta,
mis externos, mi orquesta
y mi diversa infinidad,
caen en el abismo desorganizado de mi taller de herramientas
y se acaricia con entusiasmo mi perfecta imperfección
sin haberse logrado pavimentar
a penas un palmo
de mi vacío vital.

Conservad el decrecimiento

Observo
atenta y activamente
vuestras conversaciones banales,
de principios carentes
y fundamentos retrógrados, decadentes.

Contemplo lo infinito del horizonte,
tratando de amarrarme
a las cadenas desidiosas
que aún no optaron por atarme.

Y sobrevuelo, en viajes astrales
las montañas, los árboles
y la esencia de la más pura inocencia
que envuelve a los animales.

Sueño entonces que cambio de postura
y me mimetizo empáticamente
en vuestro diálogo errático.

Me pregunto si seréis conscientes
del universo inmenso que os rodeaba
y se transfiguraba al tiempo
que fluctuaba vuestro llano vocabulario.

Tal vez, este segundo no sea mi tiempo,
quizás este paraje artificial no sea mi lugar.

Hace algún tiempo, príncipes y princesas
fueron víctimas del aborto.

Continuad absortos,
ignorad que es tarde para conservar
el decrépito decrecimiento
del sistema capital,
total...,
siempre fue igual,
mientras algunos se levantaban
otros se refugiaban entre la tele y el sofá.

jueves, 14 de julio de 2011

Lapsus espacio-temporal

Tras mi dosis nocturna
de nicotina,
comienzo a conciliar el sueño,
entre las cuatro paredes
que a veces nos atraparon.
Mis ojos se agitan
creando un lapsus
espacio-temporal
que me incita, por accidente
a recordarte.
Al esforzarme,
puedo verte
desnudo
e imaginarte, tocándome.
Sueño, como hace tiempo
con tu hermoso prepucio erizado,
tu cuerpo de débil apariencia
invadiendo enérgico mi ser,
el placer
de las primeras experiencias,
incesante atracción por lo desconocido
el magnetismo
suspendido sobre un abismo.
Siento un desgarro arterial
en este instante
en que tu presencia se agita
entre mis piernas.

Y regreso desde años atrás,
miro las fotos de la pared
y te arranco de ellas
tras un lustro de contemplación.

Y, situada de lleno en el presente,
se esfuma
tu prepucio erizado
y tu cuerpo de débil apariencia,
me libera.
Dejo de verte, recordarte y tocarte
a sabiendas
de que hoy sólo eres
otro de los sentimientos
que estampé
contra la pared.