Naciste
como la fúlgida lava del volcán,
limpia,
iluminando
los más tenebrosos
de nuestros días.
Hija del mar tempestuoso de la calma
y de la verde y frondosa montaña.
Vienen tus ojos marrones
a nuestros ojos vidriosos,
mostrándonos
la razón y la inocencia de tu ser,
de tu corazón, la bondad y la calidez.
Vienes a mi cabeza
como la blanca y pura espuma;
te siento, pequeña y vibro,
los aires que expiras
son las musas de mi inspiración,
te pienso, pequeña y palpo
la perfección.
Me encanta
ResponderEliminarDespierta ternura al leerse, seguro que ella también
¿se llama ETNA? Qué bonito
Palpar la perfección, con sonidos de imperfección.
ResponderEliminarHermoso poema.
Un saludo.
Muchas gracias a los dos!
ResponderEliminarLa imperfección es lo perfecto.
Angels, se llama Etna, sí, idea de su tía ;-).