El ansia de libertad
no se entorpece
en un pálido rostro invernal.
Estoy abrazada a la inquietud,
sobre la que espolvoreo dosis
de tenacidad, raciocinio y valor.
Mi fiera interna
arrancó sus gruesas cadenas
y el mañana sigue colgado de la incertidumbre.
Entre tanto trasiego,
ha sido inevitable
el recuerdo de tu ausencia,
cuando camino entre las voces de la gente
y me sumerjo en sus miradas autómatas,
no te hallo.
Quizás nunca estuviste,
y tu sonrisa no porte
la paz de mis anhelos.
Si volvieras a rozarme,
sosegaría tanta tempestad,
callaría todos mis gritos,
por uno sólo de tus besos.
Amaina la tormenta,
las cataratas translúcidas
pueblan mis pestañas,
en los charcos: tu rostro sonriente.
Igual que la última vez
que atravesé tus pupilas.
Un repaso de mi yo interno a través de la poesía... Algunos poemas pueden ser difíciles de descifrar. Busca el sentido más metafórico imaginable y hallarás el significado... A veces las musas se marchan, pero siempre hacen un esfuerzo para volver; de ahí la intermitencia en el tiempo de estos escritos. Espero que lo disfrutes tanto como yo cuando me desgarro escribiendo.
martes, 20 de diciembre de 2011
martes, 13 de diciembre de 2011
Alquimia de revolución
Nadie exige responsabilidades
a esos cuervos negros
que vuelan sobre nuestras cabezas.
En el interior nos carcome
cada acto realizado
bajo el juramento de la conciencia.
Al Norte hay una minoría de felinos
que devoran con ansia despiadada
a los ratones del Sur.
Nosotros, a dentelladas, hemos
engullido nuestros dedos,
con la energía desbordada a fin de mes.
En el mar, los tiburones, nadan individualizados
y alimentan sus gaznates
a base de pequeños peces colectivamente desorganizados.
A cada paso andado,
las neuronas nos remiten al vecino,
caminos de largo recorrido,
motivos para permanecer unidos.
a esos cuervos negros
que vuelan sobre nuestras cabezas.
En el interior nos carcome
cada acto realizado
bajo el juramento de la conciencia.
Al Norte hay una minoría de felinos
que devoran con ansia despiadada
a los ratones del Sur.
Nosotros, a dentelladas, hemos
engullido nuestros dedos,
con la energía desbordada a fin de mes.
En el mar, los tiburones, nadan individualizados
y alimentan sus gaznates
a base de pequeños peces colectivamente desorganizados.
A cada paso andado,
las neuronas nos remiten al vecino,
caminos de largo recorrido,
motivos para permanecer unidos.
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