domingo, 4 de junio de 2017

Insertada en la burbuja

En Villanueva de la Cañada
entro a miccionar al baño de cualquier bar.
Mientras miro la taza para evitar los salpicones,
me encuentro restos de viejos vómitos secos;
Involuntariamente,
mi cabeza divaga
sobre aquello que esconde cada tropezón:
el trastorno alimenticio manifiesto,
la vida de excesos,
el corte de digestión de un niño deshecho en nervios
y la embarazada que guardó el tipo en aquel bar
y vomitó silenciosa en este baño.

Mi cometido con esta taza de báter
ha terminado
y vuelvo a la resistente burbuja de lo banal
y con las ideas
copadas por
la bulimia, el consumo, el vicio, Valencia, Guatemala, Grecia, mujeres, yonkis y menores en los barrios deprimidos de Madrid
objetiva observo el entorno
y veo vidas plagadas de todo por haberse copado de nada.
Y quiero huir, lejos, lejos de tantas nadas,
pero, torpe, me refugio en la incomprensión
y mi lugar en la burbuja se disfraza de inserción.