Indigna por ineptitud,
querer y no poder,
sólidos ideales en el psique,
a buen recaudo se conservan,
descolocados, atormentando,
llueven,
como indómitas tormentas de verano, llueven
y continúan
en su desasosiego,
invadiendo
mis ramificaciones cerebrales,
tan falsos, tan flojos,
tan desordenados, tan callados,
tan llenos de nada, al fin y al cabo;
disfrazados de ímpetu,
los muy cobardes y no salen a la luz;
manipulando la química,
bajo la incautividad de la ignorancia sobre leyes físicas.
Encharcaron mis neuronas,
pero mi voluntad prosigue matándome de sed.
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