domingo, 24 de abril de 2011

A mi sobrina Etna. El volcán que trajo luz a nuestros días.

Naciste
como la fúlgida lava del volcán,
limpia,
iluminando
los más tenebrosos
de nuestros días.
Hija del mar tempestuoso de la calma
y de la verde y frondosa montaña.
Vienen tus ojos marrones
a nuestros ojos vidriosos,
mostrándonos
la razón y la inocencia de tu ser,
de tu corazón, la bondad y la calidez.
Vienes a mi cabeza
como la blanca y pura espuma;
te siento, pequeña y vibro,
los aires que expiras
son las musas de mi inspiración,
te pienso, pequeña y palpo
la perfección.

3 comentarios:

  1. Me encanta

    Despierta ternura al leerse, seguro que ella también

    ¿se llama ETNA? Qué bonito

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  2. Palpar la perfección, con sonidos de imperfección.
    Hermoso poema.
    Un saludo.

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  3. Muchas gracias a los dos!
    La imperfección es lo perfecto.

    Angels, se llama Etna, sí, idea de su tía ;-).

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