miércoles, 25 de mayo de 2011

Antítesis de poetas

Te escuché, corazón, aquella vez
que, como tantas otras, me fallaste.
Y para ti, ninguna lección es suficiente,
por más que apelo a mi razón,
terminas por salir a superficie.
Posees el espíritu del salmón,
que pese a saber que la corriente
de los ríos, será su muerte,
para desobar, siempre vuelve.
Y tú, por más que te encaminen
mis neuronas
terminas hablando a gritos,
como aquel que ansiaba ser escuchado.

Bien, sé cuánto has luchado
por palpitar entre la claridad de la luz
y ganarle la batalla a mi cabeza.
Te valoraré y daré paso, actúa,
pero, por favor, nunca te olvides de ella.

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