viernes, 18 de febrero de 2011

Cristales de Bohemia

La realidad,
cristales de Bohemia,
bellos, si supiste contemplarlos,
caros, nadie suele regalarlos.
En ocasiones,
soñamos e imaginamos tanto,
que olvidamos colocarlos,
con delicadeza, en sus estantes. Rotos,
por haber sido ignorados,
y rotos, los ocultamos bajo la alfombra,
olvidando la sensibilidad real de nuestro tacto,
olvidando que la belleza rasgada, corta,
olvidando no pisarlos,
olvidando que el cristal de Bohemia roto, irreparable,
y hubo miedo a desecharlo, absurdo miedo, ¡estaba roto!,
y, ahora, sus rasguños, hacen daño.

Desechamos el cristal, al fin,
sangran, sangran las heridas más,
y corren los días,
sanan, sanan dejándonos esa cicatriz
del recuerdo de nuestros hermosos cristales de Bohemia.

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