miércoles, 4 de mayo de 2011

El metereólogo

Se escapaban
los rayos de sol
entre el tacto gaseoso
de las nubes,
mientras unos labios
rozaban mi vientre,
extremecía mis dedos,
enredados entre su pelo.

El veneno se olía
posado en los capullos
de las adelfas
con la similitud
de una lengua biperina
lubricando mi garganta
y la inestable vibración
de unas cuerdas vocales en mis tímpanos.

La tenue lluvia
inundando y ahogando
cada matojo,
como los abrazos
queman al dolor
y las caricias
desinfectan las heridas
a los desengañados.

Y en la levedad del viento
que mece fría mi piel,
pensó el metereólogo
que habría llegado ella,
la primavera.
¿Yo y la primavera? -le dije-
Yo, metereólogo,
tan sólo soy poeta.

4 comentarios:

  1. Oh, Mery! Es super bonita!

    Me gusta lo de las adelfas... por lo del veneno, tú sabeh

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  2. Tú siempre tan... moralizante, querida Sharona...Si es que resucitas muertos, lo digo yo!

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  3. Hermosa poesía. A medida que uno va leyendo, los ojos tienen un ritmo que no se puede dejar de leer.
    Un beso.

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  4. Muchísimas gracias, Pablo! Tus palabras sí son poesía!!

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