domingo, 6 de febrero de 2011

Sólo con caricias de fuego

Hay fantasmas que se creen capaces
de descifrar mis versos,
descuartizando mis palabras,
desnudándome mejor
de lo que yo jamás podría hacerlo.

Inocentes ellos.

Aquel quería domar a esta fiera,
evocar a su ser más interno
y así despertar
ciertas pasiones gélidas
y abismalmente aletargadas,
clavando en las entrañas
sus, cuidadosamente, talladas flechas,
arañando en el alma,
con sus, sutil y profundamente, afiladas garras;
más el hielo,
ese corazón congelado de la bestia,
aquel iceberg nacido en su pecho,
tan sólo se derretía con fuego,
con la cálida caricia
ejercida por el sol
sobre el cráter lunar
en las noches de invierno. Y es que
aquel carámbano amurallado
es tan sólido y acendrado
que las flechas y las garras
se debilitan en derribarlo.

...Y de ser al contrario,
sería el secreto mejor guardado.

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