viernes, 22 de octubre de 2010

Corazón de piedra pómez

He descubierto mi
infinita locura,
para saber que es ella
quien encauza mi cordura.
Soy una presa
de mí misma,
en libertad con los demás.
He aprendido a comprender,
antes de odiar.
Los gusanos de mi estómago
me invitan a luchar
con mi yo más vago.
Probablemente nací
salvaje,
en una sociedad
ya edificada.
No te niego
que mi deseo
es perderme en
la vivacidad de la naturaleza,
que me regala fortaleza.
En cambio, es a ti,
sociedad putrefacta,
a quien conozco,
por eso, me quedo
a tu lado,
por eso te amo,
porque confío en el cambio;
huír es de cobardes.
También, he de decir,
tengo
mucho a lo que aferrarme:
mil miradas,
que me saben viva,
quinientas bocas,
que me hipnotizan,
mil oídos
que me escuchan,
millones de caricias,
que me embriagan.
Y es por ellos,
sociedad amada,
que hoy me quedo
entre tus brazos,
dejando crecer
mis alas,
para así volar mañana.
Mientras tanto...
GRACIAS,
amigos, hermanos,
padres, líos...
por dejarme beber,
a sorbos, vuestra razón,
por dejarme comeros
un trozo de corazón.
GRACIAS,
amigos, hermanos,
padres, líos...
por ayudarme a ser
lo que hoy he sido:
un corazón de piedra pómez,
que calienta, que araña.
que es dura y es blanda,
que nace del calor
y se da forma en frío,
que jamás rechaza
el abrigo.
Tan de todos,
tan de nadie,
es así como vivo.
¡Qué ironía!
Por ser feliz... estoy loca...

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