martes, 16 de noviembre de 2010

La búsqueda de las musas

Un eco tras las montañas
llega a todos los rincones del alma,
como llega sol sobre los pinos,
justo antes del alba...
¿serán ellas?

Al fondo, olor húmedo
¿será el rocío?
da lo mismo, se lo llevará
el río.
¿Y la luna llena?
¿Cuánto falta para que vuelva?
Y viene la luna, besa su cara...
¡Vaya! tampoco era la luna.
"¿A quién esperabas?"
Y no escucho nada.
¡Ah! la arena me inspira,
y la pruebo,
me revuelco.
"No, tampoco la arena
valía de nada."
¿Qué fue del fuego?
"Ya te quemaste,
lo mandaste lejos."
¿Y ahora? ¿Me tiro al mar?
"No lo intentes, te ahogarás"
"Siéntate y observa".
"Tu poesía no la impulsa
la búsqueda desenfrenada de tu musa;
es la unión de todo aquello
que tus ojos contemplan".
¡Qué golfas mis musas!
¿por qué huyen despavoridas
cuando mi cabeza más las precisa?
"¡Ah, bien!
No las busques,
vendrán solas,
cuando menos las esperas."
¿Sí?
¿Y si no vienen? ¿Las espero?
"No, tal vez no vuelvan,
tú sólo siéntate, observa,
tú sólo siente, disfruta,
entonces, quizás, como
una primavera trae fruta,
reaparezcan tus musas."

Y entonces...
Un eco tras las montañas
llega a todos los rincones del alma,
como llega sol sobre los pinos,
justo antes del alba...
¿serán ellas?

Y me agarran de las manos,
y me elevan,
hasta tocar las estrellas.

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