martes, 23 de noviembre de 2010

El regalo de un gran amigo

la profundidad de tus palabras
claras como cualaflorado jardin
que el sol ilumina,marina

en tu corazon un jazmin
de aroma embriagador
y su fulgor fascina.

Sin temor os digo,marina
alcanzasteis mi pecho
hiciste diana ,marina
pues ahora puedo reir
y llorar contigo,
sin temor a sentir
por ultima vez tu abrigo.

Amistad maldita que me llleva
por ese sendero
grito de alegria y amor
con desespero.
Por las ganas de ti marina
que saciadas nunca estan.

Este aqui se inclina
ante tan excelentisima dama
y pienso aveces
que mi presencia os contamina
marina,tu pureza a mi lado
me parece un pecado.

Soy el fruto del kaos
y vos el fruto de los lagos
con valles verdes, vivos
con sus reflejos como espejos
sobre las aguas cristalinas,
soy afortunadode veras
por que la vida hacia ti
me corriera las cortinas
estragos cause en vuestras vidas
se mas que de sobra que estan disculpadas,
no soy un chico de cuento de hadas
y a mi lado tengo a reinas y princesas.

Aprendi de todo y ahora las sorpresas
entonces anelaba las suststancias y fiestas
ahora añoro vuestras risas .
Sincerándome con mi ser profundo
encontré el tuyo,marina.
Aqui no estas no puedo tocarte
pero te intuyo,sientote
en mi alma como arte....
Que plasma el sentimiento
de un nuevo amanecer
en el desierto.

Te quiero te amo
me despierto y reclamo
tu amistad con el corazon abierto,
con total libertad.
Somos dos
uno para todos...

Fdo: Christian Díaz Ares
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Mil gracias, amigo del alma!

2 comentarios:

  1. Barrotes en tus ojos
    No es la primera vez
    que te vomito
    el corazón sobre papel.
    Pero sí la primera vez
    que lo verán tus ojos
    y escucharán tus oídos...

    A penas estábamos
    abandonando la infancia
    cuando tus primeros raps
    (cargados de tus recientemente
    adquiridas ideologías)
    y mis cursis e infantiles
    poemas de desamor
    marcaban nuestras evasiones
    a la realidad,
    mientras contemplábamos,
    en los cerros de Quijorna,
    a las estrellas
    y nuestras ansias
    de volar hasta ellas
    y Gaby, peinando sus cejas.
    Luego, unos inocentes
    rituales sátanicos
    de los cuatro magos
    curaban los quebrantos.

    Cocaína y sus amigas
    aparecieron en tu
    vida
    y complicadas circunstancias
    en la mía,
    eclipsando nuestro
    corazón pueril
    a nuestra cabeza, loca,
    por vivir.
    Se estancó mi vuelo
    y el tuyo cayó en picado...

    Te invadió un extraño odio
    hacia ti mismo
    que te condujo al abismo
    de aquellas cuatro paredes
    (el correccional)
    donde mis cartas
    no eran suficientes...
    Y, muy aleccionado,
    saliste de aquel lugar,
    pero seguías enjaulado,
    en recovecos de tu personalidad.

    Varios tumbos, unos bandazos

    y tu cuerpecillo delgado,
    otra vez, encerrado
    y pesos de plomo
    en mi conciencia,
    por no tener fuerzas
    de hacer un hueco
    para llegar hasta Meco
    a mirar las sombras
    que, en tus ojos verdes,
    proyectaban las rejas
    de aquella, tu celda.
    Y un dolor en el pecho
    cuando, en el peor
    de mis momentos,
    preguntaba una voz conocida:
    "¿Qué sabes de Christian?"
    y mis hombros sólo se encogian.
    Y lágrimas de mis ojos
    a tu camiseta
    cuando, al fin, apareciste,
    por sorpresa.

    Últimos tumbos,
    últimos bandazos,
    últimos abrazos...

    Y ahora nos hallamos,
    tú allí (en Madrid),
    yo aquí (donde siempre),
    contemplando al presente,
    como dos supervivientes
    de nosotros mismos
    y de nuestra hipersensiblidad
    hacia/con la gente.
    Tú, con más mérito,
    saliste de entre los cartones,
    a mí nadie
    me robó mis algodones.
    Y un repaso a lo pasado
    nos muestra que ya está superado.

    Ahora sólo espero que,
    a pesar de los pesares
    y de nuestros abismos
    espacio-temporales,
    cuando busques
    en diccionarios y enciclopedias
    una definición de amistad,
    sea mi nombre el que marque
    el punto final.

    Y que un brillo en tus ojos
    simbolice que tu libertad
    ya no es condicional.

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